Análisis, analogías acerca de Leer a Sherlock Holmes de Sebeok
En esta maravillosa mañana de primavera veo a través de la ventana una azalea en plena floración. ¡No, no!, esto no es lo que veo; pero es de la única manera que puedo describir lo que veo. Esto es una proposición, una frase, un hecho. Pero lo que percibo no es una proposición, ni una frase, ni un hecho sino sólo una imagen que hago inteligible, en parte, mediante una declaración sobre el hecho. Esta declaración es abstracta, pero lo que veo es concreto. Hago una abducción siempre que expreso en una frase lo que veo. [1]
Lo que veo es concreto. Ese instinto y talento a “conjeturar” del que presumen poseía Charles Pierce es un ejemplo sutil de los alcances que puede tener una mente con cierto espíritu detectivesco.
Ahora intentaremos hacer una analogía entre el método de investigación que nos plantea Sebeok y la investigación tan carente de paradigma que podemos llegar a ejercer en la vida diaria:
(…) el martes 4 de noviembre de 2008 cayó un avión en el cruce entre Periférico y Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México. Álvaro Sánchez y Martín de Jesús Oliva piloteaban el avión, tipo Learjet 45, matrícula XC-VMC. El siniestro ocurrió poco antes de las 19:00 horas. En el Learjet 45 viajaban el Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño y nueve tripulantes más entre los que se encontraba José Luis Santiago Vasconcelos, exsubprocurador de la Procuraduría General de la República (PGR), quien estaba amenazado de muerte por los cárteles de la droga (…)[2]
Ahora viene lo interesante. El gobierno no quiere “alarmar” a la sociedad y es por eso que descartan la posibilidad de un ataque premeditado. Comienzan diciendo que se trata de un accidente y que “no se han detectado indicios que permitan formular hipótesis distintas a las de un accidente”, según Luis Téllez.
Avanzan los días y los medios de “comunicación” emprenden la tarea de adjudicar responsabilidades al narcotráfico, a las fallas mecánicas, a la “inexperiencia” de los pilotos, a la turbulencia, etc. Envueltos en esa oleada de hipótesis nos damos cuenta, o al menos yo, que es necesario apagar la televisión y formar proposiciones a partir de nuestros pensamientos y no lo que diga el “presidente de la República”.
Entremos al papel de Pierce. Yo que soy todo un abduccionista he optado por comenzar mis cavilaciones acerca de la investigación que realizaré. Para nosotros los Piercianos la “abducción” es una aseveración cuyo principal ingrediente es su falta de fundamento, su omnipresencia y su valiosa confianza*.[3] En papel suena muy divertido acusar sin ningún fundamento pero es ahí donde entra la astucia y talento de un verdadero detective.
Comencemos descalificando algunas hipótesis para poder llegar a mi tesis final:
· El narcotráfico tiró el avión: Me parece algo inconsciente querer echarle la culpa al narcotráfico. Primero, pregunto yo: ¿Porqué los narcotraficantes querrían lapidar al exsubprocurador de la PGR? Si digo, a final de cuentas ya era “ex” y además: ¿cuál es el problema en qué el gobierno le declare la “Guerra al narcotráfico” si ya sabemos como terminan arreglándose? Nos venden un circo de “combate a la delincuencia” y me parece que no va por ahí: los narcos deben de tener mejores cosas que hacer que andar tirando avioncitos; no sé, ayuda comunitaria a su pueblo, viajes, fiestas, mujeres, etc.
· Fallas mecánicas en el avión: ¿Perdon? ¿Fallas mecánicas en un avión presidencial? Creo que ni en Haití descuidan los aviones que saben son de uso presidencial. Fallas mecánicas, simplemente no tiene sentido darle sentido a una aseveración con esas magnitudes cuando de antemano sabemos que esa clase de aviones son capaces de volar hasta con una sola turbina. El Learjet 45 contaba con una conexión de monitoreo satelital además de contar con una ruta en el radar, por lo tanto, es imposible que no se haya podido avisar al centro de monitoreo y control de alguna falla mecánica. Y por lo que me parece más absurda esta hipótesis es por haber visto hace unas cuantas semanas un avión con condiciones similares al Learjet 45 aterrizar en el Lago Hudson, en New York.
· Inexperiencia o incopetitividad de los pilotos: Error, error; Álvaro Sánchez: 80 mil millas voladas; Martín de Jesús Oliva: mínimo 55 mil millas recorridas. No, no había inexperiencia peor que quede claro que tampoco estoy diciendo que tantas horas de vuelo te hagan completamente competente. Lo que quiero decir es que por inexperiencia no fue y por falta de capacidad de los pilotos también lo dudo mucho.
· ¡Entonces fue la turbulencia provocada por otro avión! ¡Prueba no superada! Una vez más me resistiré a creer esa hipótesis. El día y la hora del suceso del Learjet 45 el radar detectó en el perímetro, la presencia de dos helicópteros, uno de los cuales se encontraba a tan sólo quinientos metros de diferencia en la altitud del Learjet 45.[4] La Hipótesis que nos vendieron una semana después en la que nos dijeron que era posible que la turbulencia provocada por un avión de “amplias dimensiones” (de procedencia argentina) pudo haber desestabilizado al avión presidencial TAMBIÉN me parece desventurada. Los helicópteros que volaban más o menos la misma zona del Learjet 45 no reportaron ningún percance siendo ellos diez veces más susceptibles a las turbulencias provocadas por la influencia en el viento de un avión más pesado. Además, y volviendo a lo del Lago Hudson: a ese avión lo desestabilizó una parvada de patos, esta bien, es creíble lo de las turbulencias pero en ningún momento dejó de comunicarse con su torre de control y ni mucho menos cayó de manera súbita en menos de 30 segundos.
La verdad es que no tengo hipótesis. Todos sospecharon, sospechan, sospecharán de los vivos, pero yo que manejo un método de abducción sospecho de los muertos; ¿por qué? Precisamente por eso: porque no tengo fundamentos, tengo omnipresencia en mi creación del suceso y tengo una valiosa y poderosa confianza.
La clave está en Álvaro Sánchez y Martín de Jesús Oliva. Sí, ellos, piloto y copiloto respectivamente. Pilotos de experiencia, pilotos de calidad presidencial, vamos, démosles todos los adjetivos posibles, se trata de homenajear a los ya muertos, como siempre pasa pero eso es otro tema.
Todos proponen líneas de investigación: empecemos por el narcotráfico, no que mejor veamos las fallas mecánicas, no que no se escucha nada revelador en las cajas negras; basta. Yo propongo: mi línea de investigación empezaría por analizar el entorno y la vida de Álvaro Sánchez y Martín de Jesús Oliva. Así es, una línea de investigación psicoanalítica. ¿Cuáles eran las pasiones de cada uno?, ¿dónde vivian?, ¿casados, divorciados?, ¿contentos con su trabajo?, ¿cuál era su opinión pública?, ¿pasiones: había hijos, algún motor para su vida?, ¿descontento con su vida, con su trabajo?, ¿ideales?, ¿voto por voto? Es decir, todo lo que podría saber de la vida personal de estos dos personajes:
-Estoy hasta la madre, aquí pagan muy bien pero me siento miserable haciendo tanto dinero en un país tan jodido.
- Yo estoy igual, ni siquiera vote por FECAL, qué poca madre imponernos al que se les antojó. Está cabrona la paga pero no tengo a quién dársela, estoy sólo y desde que me mudé para acá perdí el contacto con mis papás.
-Hoy mis hijos no me saludaron, creo que están enojados porque su mamá les dice que por trabajar tanto ya no los atiendo. ¿qué más quieren si les doy todo el puto dinero que me piden?
-Me gustaría cambiar este puto mundo
-Ja Ja, ¿por qué no?
- Pues de menos cambiar en algo este pinche país sí podemos.
Esta declaración es abstracta, pero lo que veo es concreto. Hago una abducción siempre que expreso en una frase lo que veo. [5]
-Va a estar así. Aquí no dejan viajar al enano pelón entonces si queremos hacer algo va a ser en la próxima oportunidad que tengamos.
-El próximo es Mouriño y Vasconcelos y toda esa bola de rateros.
Mira toda va bien. Yo se que al final de todo esto igual y no logramos cambiar nada pero te aseguro que algún día, mis hijos, tus papás, nuestros conocidos descubrirán que lo que vamos a hacer sino cambia al país de menos va a servir para algo.
-Mira justo entrando a la Ciudad (México), tu y yo tranquilos, no digas nada para que no se grabe en la caja negra. Sabemos lo que queremos y será por nuestra familia y pro el pueblo por lo que lo haremos.
-Justo entrando al DF entonces. Apagas los controladores. Hay que hacerlo bien, no digamos ni una sola palabra, sólo desconecta el radar, que nos pierdan la pista y justo cuándo lo desconectes yo clavo el avión.
-Hecho.
¡No, no!, esto no es lo que veo; pero es de la única manera que puedo describir lo que veo. Esto es una proposición, una frase, un hecho. Pero lo que percibo no es una proposición, ni una frase, ni un hecho sino sólo una imagen que hago inteligible, en parte, mediante una declaración sobre el hecho.[6]
-¿Listos para despegar? A ver si me dejan pilotear un rato ya cuándo vayamos a llegar.
-Sí don Juan Camilo, no se preocupe.
Esta declaración es abstracta, pero lo que veo es concreto. Hago una abducción siempre que expreso en una frase lo que veo.
Esta declaración es abstracta, pero lo que veo es concreto. Hago una abducción siempre que expreso en una frase lo que veo.
[1] Sebeok, Thomas y Sebeok Jean Umiker. Sherlock Holmes y Charles S. Pierces. P. 9
[2] El sabotaje, posible, Revista Proceso número 1671
[3] Sebeok, Thomas y Sebeok Jean Umiker. Sherlock Holmes y Charles S. Pierces. P. 11
*El subrayado es nuestro
[4] Casi toda la información del Turbio Avionazo procede de la revista Proceso en sus publicaciones del número1670 al 1674
[5] Volvemos al principio. Es el sustento de la tesis.
[6] Es mi tesis, mi modo de investigación, algún día veremos si la abducción funciona o no.
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