Ensayo acerca de Dios
Todos quieren encontrar a Dios. Lo andan buscando; platican de él, pronuncian su nombre y lo atosigan con frases poco pensadas. Todos los domingos, cada día de paga, cuando llega la oscuridad, muriéndose de hambre, cuando el miedo acecha, en el momento de sentirse culpables; no hay razón suficiente pero siempre lo llaman, tratan de encontrarlo.
Lo que no entiende toda esta gente es que Dios es un Dios ocupado. Dios se deleita con todas las curiosidades que ha creado. Se sienta a mirar televisión, ve trailers de películas que aún no salen, come helados de sabores fuera de temporada, se emociona con las telenovelas, espía una buena clase de baile. Dios se maravilla con las pintura de los grandes surrealistas; se tira una partida de ajedrez con él mismo y se da tiempo para criticar a los sofistas.
Hace tiempo que Dios decidió darle un ultimátum al mundo. Todos corrieron despavoridos preocupados por sus almas. Se crearon los centros de caridad y beneficencia. Las señoras más creyentes dejaron de criticar al “prójimamente” distinto. Unos más echaron a la basura sus discos de música satánica; muchos se desnudaron y clamaron por la paz global, se hizo un simulacro del edén justo aquí en estas manchadas tierras. El resultado fue atroz; los que no tenían nada y se quedaron desnudos sufrieron de frio; las que regalaron sus ahorros a las casas hogar sufrieron de hambre; los que tiraron su música gastaron el doble y los que fueron en busca de amor se volvieron miserables.
Resultó ser todo un festín ver a los humanos comportarse de esta manera para el incalculable sentido del humor de Dios. Rió a carcajadas esperando ver algún valiente que se reusara a actuar estúpidamente. Nadie. Fue una divertida decepción para Dios darse cuenta de que había fallas en su creación. Dios le advirtió al mundo que pronto terminaría todo pero dados los resultados del simulacro decidió que aún no estaban listos para la verdadera prueba.
Dios concedió otra oportunidad al hombre. Dios nos dio armas, posesiones, vicios y videojuegos. Dios enseñó el amor, habló de política, dio bases del razonamiento, la clemencia y la filosofía. Si acababa con el mundo Dios hubiera tenido que crear uno nuevo para entretenerse y peor aún, hubiese tenido que enseñarles de nueva cuenta los caminos de penumbras para llegar a los complejos, a los miedos, a la maldad y al odio. Dios dentro de toda su milimétrica creación nos concedió la libertad, la lucidez: la semejanza con el creador.
Ahora bien, si nos dio esa libre elección para pensar ¿Por qué nadie la hace válida? Dios cuando quiso que lo alabaran no pensó en un ejército de esclavos recluidos en un templo con tintes del gótico. Dios jamás pensó en idear un nido de cobardes expectantes para temer ante la caída del primer rayo de una tormenta. A Dios le produce placer mirar ante su existencia la irreverencia de una mente llena de locura; una mente distinta que va más allá sin miedo a los complejos que le instauraron los otros cobardes. Dios se siente Dios cada vez que alguien lo cuestiona porque él todo lo sabe y está deseoso de que exploten todos los dones de los cuales nos proveo.
Dios ama cada pintura con forma deforme, toda expresión artística que otros satanizan presa de su ignorancia. Cada silogismo complejo estructurado en una mente humana a Dios lo llena de dicha porque suya ha sido la gloria durante todo este tiempo y al ver una mente irreverente se siente bien consigo mismo por haber creado algo tan magnífico. A Dios le inspiran los rebeldes sin causa porque suya es la causa, él es la causa, y la no causa es la increíble esencia que él ha dejado sobre la tierra. Dios ama y protege al psicótico, al poeta loco, al vagabundo, al simple cantor; Dios ama a todo aquel que dentro de la comunidad de esclavos se atreve a inquirir y a pensar sin miedo a ser repudiado, porque son precisamente estas personas las que dan forma al reino de lo divino que Dios ha reservado para estas mentes lúcidas.
Si no hubiera algo que tentara a los indecentes inocentes Dios no tendría razón para llamarse a sí mismo. Porque Dios en todo ha pensado que nos ha regalado la contraparte de tinieblas para que el hombre la explore y haga reinar el reino de la virtud que Dios le regaló. Y es tan inmensa la astucia de Dios que ha sido él quien ha creado los vicios, los males y los pecados, no el hombre que en esta obra de teatro es más bien una pieza clave del entretenimiento que Dios se creó. Los pecados los hizo para ser bebidos. Cada pecado absorbido aviva la idea del libre pensar y de la libre elección y no hay cosa que Dios ame más que un hombre libre. Dios nos dio a la madre; la madre para adorarla y el padre para cuestionarlo; los hermanos son los amigos y los buenos amigos son los mentores que hay que seguir para hacerlos hermanos.
No es necesario buscar a Dios en un templo porque Dios no se encuentra ahí. A él no le interesa observar un lugar incoloro. Dios no está en las iglesias porque en las iglesias no existe la vida. En las iglesias viven de recuerdos, de anhelos frustrados, de ambiciones postergadas; se vive en un cristal blindado incapaz de dejar pasar la luz de otras latitudes. Los templos clásicos, los montones de piedras asimilando monumentos santificando banalidades a Dios no le interesan porque Dios ya estuvo en esos lugares y jamás consideró necesario que esas obras fueran edificadas.
Dios no busca que lo sorprendan porque eso es imposible. Dios lo que quiere es que le recuerden el por qué de poder llamarse Dios. Dios no tiene egocentrismo o ambición de un mundo mejor, para eso inventó al hombre para entretenerse mirando cómo es que los humanos se destrozarán hasta darse cuenta que su culto será poco recompensado, porque Dios ya está aburrido de falsos discursos de amor y de paz y de pocas acciones.
En el lugar en el que Dios habita reina la oscuridad porque ocioso de su eternidad Dios se ha dado a la tarea de querer sorprendernos. Cansado de leer el mismo libro del edén soleado Dios ha buscado un nuevo decorado a su paraíso para que cuando lleguen los incautos conozcan al verdadero Dios irreverente y cambiante para que de una buena vez su ejército de esclavos quite esa imagen de un Dios estático, conforme y aburrido. Dios nos espera, nos está esperando con una sonrisa en su rostro para poder decirnos: Han perdido su tiempo, sus vidas, aquí también hay tinieblas, tanta luz ya me estaba dejando un poco ciego.
Dios es un pillo. Es el más grande y elegante bufón, un ser insaciable de mirar, de apreciar; es un alma como todas pero con el poder de ser omnipresente. Dios nos juega bromas, nos hace trucos de magia, esparce milagros por las calles para alumbrarnos el camino, no nos limita en nada y nos da la posibilidad de alcanzar todo; el permiso para que experimentemos y desechemos lo que la semejanza de Dios no aceptaría. Y reside justamente ahí el punto de implorar a Dios; cada vez que alguna mente implora a Dios por miedo o por compromiso Dios siente nauseas de haber creado algo perfecto pero que en la práctica es la marioneta de otros humanos. Peor ofensa no puede haber para Dios que santificar humanos o apilar misioneros temerosos de experimentar su raciocinio.
Es por eso que Dios en su grandeza es incapaz de quitar la libertad que concedió y hacernos actuar como él quisiera que actuáramos. Por eso el reino de Dios será de los seres que hicieron llegar a lo divino al mismo Dios. Todas esas plantas, esos colores, esos anfibios, toda mente magnífica, toda creación que se merezca llamar –divina- compondrá el entorno del lugar al que vayamos cuando por fin llegue el día de descansar.
Dios es grande y yo no lo sé de cierto pero por esta misma hoja de papel han pasado grandes poetas; los más incomprendidos científicos locos; los libertadores más valientes; el amor más apasionado, el éxtasis incomparable de una sonrisa angelical, la alegría inconmensurable de un abrazo; y estoy seguro que toda obra llamada –aversión- por los humanos temerosos estará a un lado del creador que ya todo lo tenía calculado y que la cruz de todas estas historias divinas reforzarán los cimientos de su esplendor eterno.


No hay comentarios:
Publicar un comentario